Por Rocío Tizón

Ha pasado desde siempre. Si nos dan a elegir entre la disyuntiva de leer un libro gordo y aburrido o jugar en el computador o en la consola, siempre elegimos lo segundo. ¿Por qué? Pues porque es más divertido. Porque es dinámico, porque siento empatía con el personaje y porque estoy enganchadísimo a la historia.

Pues muchas veces esas historias que nos tienen en vilo y a las que no nos cansamos de jugar, robándole incluso horas al sueño, o esos personajes carismáticos que nos inspiran tienen su origen en la literatura. Obviamente, es difícil que Dostoievski protagonice un videojuego (aunque estaría bien) o que jugar a El Quijote sustituya su lectura (aunque este juego no exista para ninguna plataforma, ni tampoco equivaldría a leer la novela), pero sí que algunos videojuegos están basados en libros.

Sin ir más lejos, Dante’s Inferno, que se basa en La Divina Comedia de Dante Aligheri. Fue una empresa loable la de acercar ese libro tan denso y lleno de matices a un hack n’ slash. A pesar de que tiene muchos detractores, un grupo de irreductibles gamers seguirán defendiéndolo a muerte.

También la Ciencia Ficción y en concreto, el género distópico encuentran su expresión en el mundo del videojuego, como Metro 2033, basado en la serie de novelas homónimas de Dmitri Glujovski. Presenta una desolada Moscú, que ha caído presa de unas criaturas infernales de aspecto prehistórico. Los supervivientes deciden refugiarse en el metro. Pero allí no están del todo seguros. Los comportamientos humanos siguen siendo impredecibles y peligrosos también bajo tierra.

Por otro lado, en la vecina Polonia, hace unos años se producía un fenómeno literario casi sin precedentes en el mundo de la fantasía. Se trataba de la saga de Gerard de Rivia, de Andrej Sapkowski, quien creó a un mago cazarrecompensas que recorre el mundo dando caza a criaturas monstruosas a cambio de dinero, sólo para darse cuenta de que el ser humano es el peor monstruo que existe. Muy a su pesar, el mago se verá envuelto en intrigas políticas y en batallas que están más allá de su comprensión. A muchos les sonará porque se está rodando su adaptación a una serie de televisión protagonizada por Henry Caville, pero hace algunos años irrumpía también en las pantallas de todos los hogares en forma de uno de los juegos de rol más celebrados. A ello contribuían unos personajes sólidamente construídos y una historia capaz de enganchar a los jugadores.

Sin abandonar el mundo de la fantasía, El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien ha sido adaptado en varios juegos que han satisfecho a jugadores de todo el mundo. Juego de Tronos de George R.R. Martin también ha dado lugar a un juego de estrategia. Y la saga de Harry Potter nos permitió conocer Hogwarts por dentro encarnando a un mago. Además, al ser un juego de Wii, los jugadores podían hacer con el control los mismos gestos que harían con la varita. Todo un acierto.

Uno de los filones de los que se nutre el mundo del videojuego es el de las criaturas creadas por H. P. Lovecraft. No sólo son juegos de terror puro y duro, sino que además reflejan muy bien los personajes enfermizos y enloquecidos que creó el escritor americano. En 1992, los computadores de todo el mundo recibían el ya clásico Alone in the Dark, que introducía gráficos poligonales en 3D, lo que en la época supuso una revolución. El jugador debía manejar al personaje mientras recorría una mansión encantada en la que todos sus dueños fallecían en extrañas circunstancias. No sólo estaba inspirado en temas de H.P. Lovecraft, sino también de Edgar Allan Poe. Asimismo Bloodborne presenta criaturas extrañas que parecen nacidas de la imaginación de este escritor.

El juego Call of Cthulu: Dark Corners of the Earth nombra directamente a una de las criaturas lovecraftianas, el gran Cthulhu, que duerme encerrado en la ciudad de Rhy’le a muchas millas de profundidad, bajo el oceáno Pacífico. Sólo espera su momento para volver a manifestarse. Se trata de una adaptación nueva del relato La sombra sobre Innsmouth.

Por otro lado, son muchos otros los libros cuyos personajes protagonizan uno (o varios videojuegos). Sherlock Holmes, el detective creado por Arthur Conan Doyle, protagoniza varias aventuras, así como James Bond, creado por Ian Fleming. Julio Verne, por su parte, también ha visto cómo La vuelta al mundo en 80 días terminaba convertido en una aventura gráfica.

Volviendo al terror, Drácula de Bram Stoker, ha sido reinventada en el videojuego The Incredibles Adventures of Van Helsing. No deja de ser un cazavampiros a la vieja usanza, que quizá se base más en la película protagonizada por Hugh Jackman que en libro, pero el folklore y la ambientación son los mismos que en la novela de Stoker.

Fotograma de The Incredibles Adventures of Van Helsing

Incluso Tom Clancy, autor de bestsellers, ha sido adaptado en los juegos Splinter Cell o The Division, que están basados en su universo literario y en los que abunda la acción. Spec Ops se basa en El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Y así podemos continuar, porque los ejemplos son casi inagotables.

Literatura y videojuegos van de la mano. Son una manera diferente de contar historias, sólo que en diversos formatos. Y, parafraseando a Tyrion Lannister, “a todo el mundo le gustan las historias”.