Primera Parte

Por Pedro Ortega Ventureira

Los castillos siempre han sido elementos indispensables en los cuentos de todos los tiempos. No hay castillo que no esté encantado, bajo un hechizo, o en el que viva una bruja malvada. Tampoco faltará una doncella apresada en una torre o víctima de algún sortilegio, y siempre habrá un apuesto caballero dispuesto a luchar contra el dragón y dar muerte al hechicero o a la maléfica bruja. Estos edificios tan especiales nos hacen soñar, nos trasladan a otras épocas o nos fascinan con su impresionante arquitectura. Pero no hay que olvidar que los castillos también cuentan con un lado oscuro de fantasmas y leyendas, y quizá por ello son el escenario perfecto para los cuentos más crueles.

En la última película de Matteo Garrone, El cuento de los cuentos (2015), el director italiano ha recuperado tres de las narraciones de El Pentamerón, una obra escrita por Giambattista Basile en el siglo XVII. Garrone ha querido mostrar la esencia de los cuentos de hadas, que, lejos de ser candorosos relatos de final feliz, no son sino terribles historias en las que priman lo monstruoso y lo cruel, a diferencia de las narraciones acarameladas influenciadas por Disney que han llegado a nuestros días. El director hace discurrir estos tres asombrosos cuentos en diversos palacios y castillos de una Italia no tan conocida, y que no deja de ser fascinante.

El Pentamerón

El Pentamerón es la primera colección moderna de cuentos, y podríamos afirmar que es el antecesor de los cuentos de Perrault y los hermanos Grimm. Este libro, obra de Giambattista Basile (1570-1632) y publicado póstumamente en 1634, es considerado maldito.

Permaneció más dos siglos en el olvido debido a dos razones: por haber sido escrito en el dialecto napolitano y a causa de la feroz crítica de Ferdinando Galiane (siglo XVIII), que lo relegó al destierro de las letras italianas. Quizá por estos motivos la obra no fue revalorada hasta el siglo XX. Su afán por reivindicarla es una de las razones por las que Matteo Garrone ha elegido este libro como hilo argumental de su película El cuento de los cuentos.

La obra sigue, de algún modo, la tradición de las colecciones de relatos que Boccaccio inaugurara con el Decamerón, aunque el Pentamerón es la primera recopilación en la que todas las narraciones son cuentos de hadas. Basile crea su antología a partir de una historia principal que abre y cierra el libro, donde se insertan historias que van narrando diez mujeres del pueblo a lo largo de cinco jornadas (esto hace un total de cincuenta relatos). Los cuentos de Basile, lejos de ser cándidos (como aquellos de hadas a los que estamos acostumbrados), reflejan aspectos reales de la vida misma o les dan la vuelta a los arquetipos: las doncellas son astutas y libidinosas, las reinas son crueles y usan malas artes, los necios salen triunfantes con sus tretas, los reyes son egoístas y descuidan a sus hijas…; mientras, por el contrario, los ogros aparecen como bondadosos e insectos monstruosos son amados como si se tratara de seres humanos. El lenguaje de Basile es delicioso, capaz de combinar el erotismo y la violencia, lo elegante y lo grotesco, los códigos de honor y lo obsceno… De este modo, logra retratar la moralidad y las costumbres de su sociedad.

Italo Calvino, el escritor de origen italiano, dirá del Pentamerón: «El cuento de los cuentos es el sueño de un Shakespeare napolitano, obsesionado con todo lo terrorífico, con un apetito insaciable por los brujos y los ogros, fascinado por imágenes tortuosas y grotescas en las que la crudeza se fusiona con lo sublime».

No te pierdas Los Castillos elegidos, segunda entrega de este artículo.